viernes, 9 de marzo de 2012

En realidad es más simple de lo que pensamos.

Hay dias en los que es mejor no levantarse, y más si llevas toda la noche esperando saber que sucederá.
Después de unos días discutiendo (en parte por su culpa, pero por que no, admitir que yo también tuve la mia), todo se acabó tan rápido como había empezado.
Yo le quería, le quería y le quiero. ¿Cómo no le voy a querer? Es adorable, es un amor, inteligente, bueno... ¿qué más podía pedir? Pues si, había una última cosa que pedir: que viviera cerca de mi, no a 293 kilómetros...
Se que si no hubieramos estado mal esta ultima semana y media, lo hubiéramos superado. Se que era y es una cosa con solución, si no nos podemos ver en 3 semanas ¿qué más dá si los cinco días que tenga para verle serán los más especiales del mundo?
Antes de que todo acabara, nos preguntamos: ¿y si luego nos arrepentimos de esto?, ¿y si luego pensamos: nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes?. Pues bien, yo ya lo pienso, de echo, lo pienso desde el primer segundo en que me di cuenta que ya no estaba con él.



¿Intentar arreglarlo o abandonar sin más? Eso, solo el tiempo lo dirá.

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